La primavera de fe africana: más de 1 millón de católicos en día de los mártires (y un atentado frustrado)

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(ZENIT Noticias / Namugongo, 04.06.2025).- Más de un millón de peregrinos se congregaron en el Santuario de los Mártires de Namugongo, en Uganda, el 3 de junio para honrar la memoria de los mártires cristianos del país, una tradición que continúa uniendo a creyentes de toda África Oriental y más allá. Sin embargo, la conmemoración de este año se desarrolló bajo la sombra de un intento de atentado terrorista frustrado, que las autoridades creen que podría haber convertido el día en una tragedia nacional.

Cada año, la celebración del Día de los Mártires conmemora la brutal ejecución de 45 jóvenes cristianos conversos —22 católicos y 23 anglicanos— bajo el reinado de Kabaka Mwanga II de Buganda a finales del siglo XIX. Su inquebrantable compromiso con su nueva fe, incluso frente a la muerte, los ha convertido en iconos de valentía y convicción en todo el continente africano. Canonizados por el Papa Pablo VI en 1964, estos santos siguen atrayendo multitudes a Namugongo, donde se derramó su sangre.

La peregrinación de este año tuvo como lema: «Señor, hazme ver de nuevo, yo, tu peregrino de la esperanza», reflejando un anhelo espiritual en el contexto del Año Jubilar en curso. La Diócesis oriental de Lugazi dirigió la liturgia y la coordinación, infundiendo a la solemne ocasión un dinamismo cultural y una excelente logística. La masiva afluencia de peregrinos —procedentes de las 19 diócesis ugandesas y de países vecinos como Kenia, Ruanda, la República Democrática del Congo, Tanzania y Sudán del Sur— estuvo marcada por la oración ferviente, la renovación espiritual y las obras de caridad.

Los peregrinos, algunos de los cuales caminaron cientos de kilómetros durante días o incluso semanas, relataron sus viajes no solo como proezas físicas, sino también como transformaciones espirituales. La hospitalidad a lo largo del camino se manifestó en forma de comida, alojamiento y aliento de desconocidos. Para muchos, la peregrinación es una profunda súplica de sanación, guía o agradecimiento: una experiencia de fe compartida en una región marcada por historias complejas.

Lo que comenzó como un día de júbilo y oración casi dio un giro aterrador. Apenas horas antes de la misa principal en Namugongo, los servicios de seguridad interceptaron a dos individuos armados cerca de la Basílica de Munyonyo, a unos 29 kilómetros del santuario principal. Las Fuerzas de Defensa del Pueblo de Uganda (UPDF) describieron la operación como una respuesta antiterrorista rápida y exitosa. Según informes militares, los sospechosos portaban chalecos explosivos e intentaban infiltrarse entre la multitud cerca de la basílica, un lugar donde también se reúnen muchos peregrinos durante el Día de los Mártires.

Las fuerzas de seguridad abrieron fuego, provocando una explosión que mató a ambos sospechosos. La explosión dispersó escombros y destruyó una motocicleta que se cree que formaba parte de la operación. Unidades forenses llegaron rápidamente para inspeccionar la zona, confirmando la ausencia de más explosivos. La zona fue acordonada y se están llevando a cabo investigaciones para identificar a los atacantes y determinar si actuaron de forma independiente o en nombre de una red extremista mayor.

Las autoridades ugandesas instaron a la ciudadanía a mantener la calma y la vigilancia. El Inspector General de Policía, Abbas Byakagaba, instó a la ciudadanía a denunciar cualquier persona u objeto sospechoso, reafirmando el compromiso del gobierno de garantizar la seguridad de futuras reuniones religiosas.

A pesar de la amenaza terrorista, el espíritu de la peregrinación se mantuvo inquebrantable. El ecumenismo se manifestó plenamente, con servicios religiosos católicos y anglicanos celebrados uno junto al otro. Ambos santuarios de Namugongo —católico y anglicano— están ubicados uno cerca del otro, un testimonio silencioso de la unidad sellada en el martirio. Líderes cristianos de múltiples denominaciones se unieron a los fieles.

Peter Okumu, catequista del norte de Uganda, quizás lo expresó mejor: «Nuestras formas de culto pueden diferir, pero la sangre de los mártires nos une».

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