(ZENIT Noticias / Roma, 07.07.2025).- En un llamamiento contundente que fusiona la tensión geopolítica con la diplomacia interreligiosa, el embajador de la República Islámica de Irán ante la Santa Sede, el Ayatolá Mohammad Hossein Mokhtari, ha escrito directamente al Papa León XIV, instándolo a denunciar públicamente lo que Irán describe como amenazas e insultos dirigidos contra el Líder Supremo Alí Jamenei por los gobiernos de Estados Unidos e Israel.
La carta, enviada en medio de la creciente tensión internacional, insta al Pontífice, no solo como jefe de Estado, sino como autoridad moral y religiosa mundial, a denunciar lo que el embajador denominó una «amenaza directa de asesinato» contra una figura que, en opinión de Irán, es tanto un líder político como una autoridad religiosa sagrada para los musulmanes chiítas.
Según Mokhtari, las recientes declaraciones de funcionarios estadounidenses, incluido el presidente Trump, así como las declaraciones de los líderes israelíes —en particular, del ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz— constituyen una hostilidad abierta y un respaldo explícito a los ataques contra Jamenei. El embajador advierte que dicha retórica no solo viola las normas internacionales, sino que también atenta directamente contra la dignidad religiosa del mundo islámico.
“La cultura política dominante en el mundo actual ha marginado cada vez más los valores espirituales y morales”, escribió Mokhtari. “Lo que observamos ahora es una creciente tolerancia a las ofensas contra los símbolos y tradiciones sagrados, incluyendo, en este caso, a un líder religioso venerado profundamente por millones de musulmanes”.
También enfatizó que estas acciones no deben verse únicamente desde una perspectiva política o legal, sino que deben entenderse como profundamente perjudiciales para la religión. “Tales afrentas trascienden la política. Heren el alma de una comunidad religiosa global”.
Apelando a la tradición cristiana, Mokhtari estableció paralelismos entre la sacralidad de las figuras religiosas tanto en el islam como en el cristianismo. “En el pensamiento cristiano, los insultos a personas santas se consideran un pecado, un acto de irreverencia hacia Dios mismo”, escribió, argumentando que el silencio ante estas ofensas corre el riesgo de sembrar la división entre creyentes de diferentes confesiones.
Mokhtari, al posicionar al Papa León XIV como defensor mundial de la armonía interreligiosa, destacó el papel del Pontífice en la promoción del diálogo y la paz, diciendo: “Se le reconoce como pionero del entendimiento y la unidad interreligiosos”. Hizo referencia al legado del Documento sobre la Fraternidad Humana, firmado en 2019 por el Papa Francisco y el Gran Imán de al-Azhar, como un hito fundamental que ahora está en riesgo.
La carta sugiere implícitamente que no alzar la voz erosionaría la credibilidad de décadas de esfuerzos del Vaticano en el diálogo interreligioso. “La tolerancia religiosa no puede coexistir con el silencio ante los insultos hacia los líderes de otras confesiones”, advirtió el embajador.
Si bien la Santa Sede no ha emitido una respuesta formal, el llamamiento coloca al Vaticano en una posición diplomáticamente delicada. Tradicionalmente, la Santa Sede evita involucrarse directamente en hostilidades bilaterales, pero a menudo aboga por la paz, el diálogo y la defensa de la dignidad religiosa.
La carta de Mokhtari representa una inusual combinación de razonamiento teológico y defensa internacional, situando al Papa en la intersección moral de la fe y la política de poder global. También ilustra la estrategia de Irán de apelar al poder blando religioso en un momento en que la retórica geopolítica se intensifica en otros ámbitos.
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