(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 20.08.2025).- El Papa León XIV ha llamado a los católicos de todo el mundo a unirse en ayuno y oración por la paz este viernes 22 de agosto, coincidiendo con la festividad litúrgica de la Realeza de María. Su llamado se produjo al final de la audiencia general semanal en Roma, donde saludó a los peregrinos italianos y recordó a los fieles que María es invocada no solo como Reina, sino también como Reina de la Paz.

El Papa enmarcó la iniciativa en el contexto de las guerras en curso en Tierra Santa, Ucrania y otros rincones del mundo, lamentando que la humanidad siga «herida por el conflicto». Invitó a la Iglesia a dedicar la jornada a pedir a Dios justicia, paz y consuelo para todos aquellos cuyas vidas han sido destrozadas por la violencia. «Pedimos a María, Reina de la Paz, que interceda por los pueblos para que encuentren el camino de la reconciliación», dijo León XIV.

Esta decisión concuerda con las recientes reflexiones del Papa en Castel Gandolfo, donde habló con franqueza sobre la guerra en Ucrania. Expresó su esperanza de que se pudiera encontrar un fin a la crisis, aunque advirtió que esto requerirá perseverancia en la diplomacia y constancia en la oración.

Los llamados papales al ayuno y la oración no carecen de precedentes. Francisco, predecesor de León, utilizó con frecuencia estos gestos como respuesta a las tragedias de la guerra. En septiembre de 2013, en medio de la devastación en Siria, convocó no solo a los católicos, sino también a creyentes de otras religiones y personas de buena voluntad a una jornada de oración y ayuno. Al declarar que «la violencia nunca trae la paz», Francisco buscó movilizar la conciencia mundial contra la escalada del derramamiento de sangre.

Durante la década siguiente, llamados similares marcaron momentos de crisis aguda: desde Líbano y Afganistán hasta las continuas tragedias en Ucrania y Tierra Santa. Más recientemente, en octubre de 2024, Francisco dedicó una jornada mundial de ayuno a las víctimas del conflicto entre Israel y Hamás, coincidiendo con el aniversario del ataque del 7 de octubre. En vísperas de dicha iniciativa, rezó el rosario en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, instando a los delegados sinodales y a los fieles a unirse a él.

El llamamiento de León XIV se inscribe, por tanto, en una clara tradición papal: la convicción de que el arma más poderosa de la Iglesia frente a la violencia es espiritual, no política. Al alinear esta nueva iniciativa con la festividad de la Realeza de María, fundamenta la súplica por la paz en una visión teológica donde la oración, el ayuno y la devoción a la Madre de Dios se entrelazan con los clamores urgentes del mundo moderno.

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