(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 06.09.2025).- En una mañana de finales de verano en Castel Gandolfo, la residencia papal, tradicionalmente asociada al descanso y el retiro, se ha transformado en algo completamente nuevo: un aula para el planeta. El 5 de septiembre, el Papa León XIV inauguró el Centro Borgo Laudato Si’ para la Formación Avanzada, un extenso proyecto de 55 hectáreas diseñado para integrar la educación ecológica, la inclusión social y la renovación espiritual en los exuberantes jardines de las villas papales.
El proyecto, gestado durante años, sorprende por su ambición. En su centro se encuentra un invernadero inspirado en la columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro, flanqueado por un conjunto de aulas y un comedor comunitario. Aquí, niños, estudiantes, familias e incluso líderes empresariales aprenderán las habilidades prácticas de la agricultura regenerativa, el cultivo orgánico y la vida sostenible. Sin embargo, las lecciones van mucho más allá de la agricultura. El centro pretende ser una catequesis viva, una encarnación tangible del llamado de la Iglesia a abrazar lo que Francisco, en su encíclica de 2015, denominó «ecología integral». “No se trata solo de plantas o tierra”, explicó el cardenal Fabio Baggio, uno de los arquitectos del proyecto y ahora su principal impulsor. “Se trata del Creador, la creación y la humanidad, y de cómo estas realidades deben florecer juntas”.
Los orígenes de la iniciativa se remontan a la pandemia, cuando Francisco le pidió al entonces padre Baggio que imaginara una manera de enseñar Laudato Si’ con acciones, no con palabras. Las obras comenzaron en 2022, con la bendición formal de Francisco antes de su fallecimiento en abril de 2024. Durante un tiempo, el esfuerzo estuvo a punto de estancarse, pero el papa León XIV lo asumió como propio. Según Baggio, el nuevo papa incluso instó a que las renovaciones continuaran durante sus estancias en Castel Gandolfo. Su apoyo visible, subrayado recientemente por la ceremonia inaugural del viernes y un concierto de Andrea Bocelli, ha asegurado el futuro del proyecto.
Los objetivos son a la vez ambiciosos y concretos. Borgo Laudato Si’ se concibe como un centro para el diálogo global sobre sostenibilidad, pero también como un espacio de segundas oportunidades. Se están diseñando programas de capacitación adaptados a personas marginadas: sobrevivientes de violencia doméstica, refugiados, exreclusos, adictos en recuperación y mujeres con embarazos difíciles. En palabras del Padre Manuel Dorantes, director del centro, «si el estado más pequeño del mundo puede hacer esto, imaginen lo que podrían lograr las naciones más grandes».
Los cursos piloto ya han demostrado ser prometedores. Varios participantes en riesgo de exclusión han encontrado empleo tras completar prácticas breves en jardinería o viticultura orgánica. Un centro residencial para visitantes, cuya apertura está prevista para enero, permitirá programas de inmersión más largos.
La visión ambiental es igualmente ambiciosa. Se prevé que los paneles solares produzcan más energía de la que consume el campus. La inteligencia artificial regula el riego, reduciendo, según se informa, el consumo de agua hasta en un 95 %. La recolección de agua de lluvia, la conversión de residuos en fertilizantes y la estricta prohibición del plástico refuerzan el compromiso con los principios de la economía circular. La hermana Alessandra Smerilli, miembro de la junta directiva del centro, lo define como «un modelo de economía que no desperdicia nada y beneficia a la sociedad sin agotar sus recursos». Quizás lo más simbólico sea que el proyecto pronto dará sus frutos, literalmente. Dentro de dos años se esperan las primeras botellas de vino “Laudato Si’”, desarrollado en colaboración con la Universidad de Udine. Ya se producen in situ aceite de oliva, quesos, miel, infusiones y productos lácteos, y las ganancias se reinvierten en el centro y en programas de apoyo a comunidades vulnerables. Como dijo el Padre Dorantes: “Lo que una vez sostuvo a los Papas, ahora sostendrá a la gente”.
La iniciativa tiene sus límites. Por ahora, los talleres se limitan a sesiones de un solo día y el espacio es escaso. Sin embargo, los líderes del proyecto insisten en que esto es solo el comienzo. Esperan que Borgo Laudato Si’ se convierta en un referente mundial, atrayendo a académicos, activistas y familias comunes para aprender cómo la gestión ambiental y la dignidad humana pueden crecer juntas.
Para el Papa León XIV, cuyo breve pontificado ya se ha caracterizado por la atención a las preocupaciones sociales y ecológicas, la inauguración marca un gesto emblemático. En Castel Gandolfo, donde antaño los Papas se retiraban del mundo, su visión es la opuesta: un lugar que mira hacia fuera, enseñando con el lenguaje de la creación y del trabajo de manos humanas.
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