(ZENIT Noticias / Roma, 22.09.2025).- Italia está cada vez más cerca de reinstaurar el 4 de octubre como fiesta nacional en honor a San Francisco de Asís y, simbólicamente, al difunto papa Francisco, quien llevó su nombre. La propuesta, cuyo debate está previsto para la última semana de septiembre, ha contado con el apoyo de todos los partidos de la coalición de la primera ministra Giorgia Meloni.
De aprobarse, la festividad regresaría casi medio siglo después de su eliminación en 1977, cuando las medidas de austeridad eliminaron varios días festivos. Los defensores esperan verla restaurada a tiempo para 2026, el 800 aniversario de la muerte del santo, convirtiendo una fecha históricamente apreciada en la memoria cristiana en una expresión cívica de paz y solidaridad.
Maurizio Lupi, líder del partido centrista «Noi Moderati» y principal impulsor de la legislación, describió la medida como algo más que una cuestión de simbolismo. “Este es un llamado a la paz, a la cohesión, al valor de la naturaleza y a la lección de fe y espiritualidad que Francisco ofreció al mundo”, declaró a la AFP.
Un santo y un papa unidos por su nombre y su visión
El momento es conmovedor. El papa Francisco, fallecido en abril a los 88 años, fue el primer pontífice en tomar el nombre del santo medieval de Asís, lo que desde el inicio de su papado manifestó el deseo de una Iglesia más pobre, más humilde y más cercana a los marginados. Restaurar la festividad uniría a dos figuras separadas por siglos, pero unidas en su rechazo al poder y la riqueza en favor del servicio a los pobres y el cuidado de la creación.
Entre finanzas e identidad
Italia reconoce actualmente 12 días festivos nacionales, menos que algunos de sus vecinos mediterráneos, pero más que países como Francia o Suecia. Los legisladores deben equilibrar el peso cultural y espiritual de una nueva festividad con las preocupaciones sobre la productividad económica. Los críticos del plan advierten que otro día festivo podría ejercer presión sobre las finanzas estatales, especialmente en un momento en que Italia se enfrenta a la presión de controlar el gasto.
Sin embargo, el debate contrasta notablemente con los recientes acontecimientos en Francia. Allí, un intento del ex primer ministro François Bayrou de eliminar dos días festivos en nombre de la disciplina fiscal provocó una indignación generalizada y fue rápidamente abandonado. La propuesta italiana, en cambio, refleja un espíritu menos de resta y más de restauración, apelando a la memoria nacional en lugar de a la aritmética presupuestaria.
Otras campañas para festividades
El impulso para honrar a San Francisco no es el único intento de moldear el calendario cívico italiano a través de los santos. Algunos legisladores han hecho campaña para que el 19 de marzo, festividad de San José —también celebrado como el Día del Padre—, se reconozca como día festivo. Hasta ahora, esos esfuerzos han sido insuficientes.
Pero San Francisco, ya designado santo patrón del país, tiene una resonancia inigualable. Consagrar nuevamente su festividad, especialmente en una especie de año jubilar para la familia franciscana, sería anclar la identidad moderna de Italia en una figura que continúa inspirando más allá de las divisiones religiosas y políticas.
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