(ZENIT Noticias / Roma, 11.10.2025).- En Milán, la ciudad que a menudo define el futuro de Italia, el declive del matrimonio religioso ha alcanzado un mínimo casi simbólico. Durante el primer semestre de este año, solo el 7 % de las bodas se celebraron en la iglesia. El 93 % restante se celebró ante una autoridad civil. Las cifras son impactantes: solo 63 parejas se casaron mediante un rito religioso, en comparación con 929 que optaron por una ceremonia secular.
Los datos nacionales de la agencia italiana de estadística ISTAT presentan un panorama más amplio, aunque no menos preocupante. En 2023, solo cuatro de cada diez matrimonios italianos se celebraron en la iglesia. Esta cifra sigue disminuyendo cada año, con una caída del 8,2 % en las ceremonias religiosas en comparación con 2022. Mientras tanto, las uniones civiles, antes poco frecuentes y controvertidas, aumentaron más del 7 %, superando las 3000.
Las causas de este cambio cultural son complejas, pero inconfundibles. Italia, sinónimo desde hace tiempo de identidad católica, se está volviendo cada vez más secular, especialmente en los centros urbanos. Milán ejemplifica esta transformación: una ciudad próspera y plural, donde el ritmo cosmopolita de la vida moderna ha dejado poco espacio para las tradiciones religiosas que antes se consideraban inseparables de los hitos personales. Los sociólogos señalan el colapso demográfico, los patrones migratorios y la normalización de la cohabitación como factores clave.
Las cifras cuentan una historia generacional. Entre 2000 y 2023, el número de parejas que viven juntas sin matrimonio se triplicó con creces, superando los 1,6 millones. La idea del compromiso de por vida, antes ligada a un sentido de vocación divina, ahora suele ser reemplazada por acuerdos flexibles. Lo que antes se consideraba una excepción se ha convertido en una norma social.
El matrimonio en sí mismo está desapareciendo como institución. Entre 2022 y 2023, Italia registró una caída del 2,6 % en el total de bodas, continuando un declive que ha durado cuatro décadas. Menos jóvenes, menos matrimonios y más reticencias a formalizar relaciones, ya sean religiosas o civiles, conforman un patrón de alejamiento social de la permanencia. La edad promedio para contraer matrimonio por primera vez sigue aumentando: 34,7 años para los hombres y 32,7 años para las mujeres.
Paradójicamente, incluso las tasas de divorcio y separación están disminuyendo, no porque las relaciones sean más sólidas, sino porque menos personas se casan. En 2023, las separaciones disminuyeron más del 8 % y los divorcios, un 3,3 % en comparación con el año anterior.
Sin embargo, detrás de estas estadísticas se esconde una erosión espiritual más profunda. La desaparición de las bodas por la iglesia no es solo una cuestión de costumbre; refleja una cultura donde la fe ya no es la gramática de la vida cotidiana. Para muchos italianos, la religión se ha desvanecido no por rebelión, sino por desconocimiento. Dios y la Iglesia están ausentes no porque hayan sido rechazados, sino porque nunca fueron realmente conocidos.
La consecuencia es una generación que percibe incluso el matrimonio civil como demasiado vinculante, demasiado solemne. La preferencia por la cohabitación sobre cualquier compromiso formal, religioso o de otro tipo, señala una pérdida más amplia de trascendencia. Sin la creencia en algo duradero más allá del yo, la permanencia misma se vuelve sospechosa.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.
The post El estado del matrimonio eclesiástico en un país católico europeo: Italia appeared first on ZENIT – Espanol.
Leave a Reply