(ZENIT Noticias / Nueva York, 04.11.2025).- En la capilla de la Casa Dominicana de San Bernabé en Bellmore, nueve sacerdotes diocesanos comenzaron su formación de noviciado como miembros de las Fraternidades Sacerdotales de Santo Domingo, según La Regla de las Fraternidades Sacerdotales de Santo Domingo.

Fray John Langlois, op, Promotor Provincial de las Fraternidades Sacerdotales de Santo Domingo de la Provincia de San José, impuso el escapulario de la Orden a los sacerdotes. Durante el rito de vestición, fray John preguntó a los candidatos qué deseaban. Ellos respondieron: «La misericordia de Dios y la vuestra».

Es significativo que los sacerdotes invoquen la misericordia de Dios, pues ellos mismos son instrumentos de esa misericordia cada día en la Santa Misa, en el confesionario y en su ministerio con los enfermos y los confinados en casa. Los nuevos miembros buscan la misericordia divina al responder a un llamado más profundo a la santidad según la Regla para los sacerdotes diocesanos de Santo Domingo.

A través de su vínculo con la Orden de Predicadores, se apoyan en la misericordia de Dios y en la intercesión de los santos dominicos. Desean permanecer fieles a su vocación sacerdotal, proclamar la misericordia divina mediante la predicación del Evangelio en parroquias, escuelas y misiones, y participar «de la gracia y de la misión de la Orden, en beneficio de la Iglesia local y universal». El carisma de la predicación, tan central en la vocación dominicana, sigue alimentando su vida sacerdotal.

La pertenencia a las Fraternidades Sacerdotales de Santo Domingo ofrece también a los sacerdotes diocesanos la oportunidad de cultivar amistades fraternas enraizadas en la santidad y en la misión compartida. Estos lazos superan los límites diocesanos, uniendo a los sacerdotes de toda la Provincia de San José en la oración, el estudio y la fraternidad.

La actual promoción del noviciado incluye sacerdotes de la Arquidiócesis de Nueva York, la Arquidiócesis para los Servicios Militares, la Diócesis de Rockville Centre y la Diócesis de Worcester. Su formación de un año, dirigida por fray Charles Connor de la Diócesis de Scranton, incluye encuentros mensuales de formación intelectual, pastoral y espiritual.

Tras el noviciado y la profesión, los miembros formarán capítulos locales para continuar su vida de oración y estudio. Mediante una formación permanente, los sacerdotes de Santo Domingo procuran configurarse cada vez más con Cristo, el Sumo Sacerdote, y colaborar con los frailes y los laicos dominicos en la predicación del Evangelio.

Sobre todo, las Fraternidades Sacerdotales de Santo Domingo ofrecen un ámbito de amistad, apoyo y perseverancia en la fe, evocando las palabras de san Pablo: «He combatido el buen combate, he conservado la fe» (2 Tm 4, 7-8).

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