(ZENIT Noticias / Marsella, 07.11.2025).- La ciudad de Marsella, Francia, canceló el pasado 22 de octubre la proyección de la película “Sagrado Corazón. Su reinado no tendrá fin”, en el castillo de La Buzine, alegando una «violación del principio de laicidad» en un espacio público.

Estrenada a principios de octubre, la película mezcla ficción y documental, y ha sido vista por 280.000 espectadores en un mes. Presenta las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque (1673-1675). Dirigida por Steven y Sabrina Gunnell, se estrenó el 1 de octubre de 2025.

El ayuntamiento de Marsella extendió un comunicado el 23 de octubre justificando la prohibición en una ley de 1905 que veta la exhibición de contenido confesional en lugares públicos. Mencionó que la prohibición no es general y se puede proyectar en otros lugares. La explicación no convenció mucho y ha desató controversias tanto políticas como sociales.

La película muestra el fervor espiritual, la inquietud amplia por la vida cristiana y la controversia que trae el secularismo al revelar el discreto y real retorno de la religión a la sociedad francesa.

La difusión del simple tráiler para promoverla dio los primeros resultados, pues intrigó a muchas personas que asistieron al estreno y provocaron emoción, lágrimas e interés por la experiencia religiosa en cristianos y no creyentes, como informó Le Figaro en un artículo del 2 de noviembre.

Uno de los directores de la producción, Steven Gunnell, rechazó la censura en Marsella porque la decisión crea un precedente para otras prohibiciones. Y advierte que la oposición a la película no justifica la presentación del amor, la fe y la historia francesa que contiene, mientras la prohibición compara su contenido con la apología del nazismo.

Steven llama la atención de los católicos que actúan con pasividad ante los ataques contra su fe y les anima a dar testimonio público, como otros hacen con sus símbolos religiosos o políticos. Más todavía al dato de que la película tiene 10.000 entradas diarias en medio de la crisis del cine en Francia. También agradece el apoyo de musulmanes, judíos y otros creyentes a la obra que valoran por su relevancia histórica.

La censura no es nueva: un local en Ariège rechazó la película por considerarla «extremista», obligando a los espectadores a viajar dos horas a Toulouse para verla.

El diputado Franck Allisio condena la aplicación selectiva del laicismo: «Una decisión tan absurda como hipócrita. Se defiende el laicismo cuando se trata del cristianismo, pero se ignora cuando se trata de dar un discurso en una mezquita», confesó a Le Figaro. Allisio subrayó que la cancelación muestra «un doble rasero que indigna a muchos residentes de Marsella. Es una señal preocupante para la libertad de expresión en Marsella».

El sitio web de Tribune Chrétienne señaló: «¡Qué ironía! Marsella, la ciudad que, hace 305 años, se consagró al Corazón de Cristo para escapar de la peste, hoy ve a sus gobernantes dar la espalda a Aquel cuya soberanía había reconocido. La ciudad que recibió al Papa con pompa hace un año ya no puede soportar el pronunciamiento del nombre de Jesús en una pantalla».

La película Sacré-Cœur mantiene el éxito de audiencia. Su valor histórico y espiritual resalta por encima de las polémicas.

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