(ZENIT Noticias / Roma, 07.11.2025).- Con un enfoque poco convencional, pero con resultados sorprendentes, el padre Richard A. Miserendino ha asumido la capellanía del ministerio católico en la University of Mary Washington, en Fredericksburg, Virginia. Desde su llegada, detectó que los jóvenes no respondían de forma habitual a las convocatorias tradicionales de grupos juveniles y catequesis. Como él mismo lo expresa: “Si voy a pescar y estoy intentando pescar en el mismo lugar, y no hay peces, trata de mover el bote”.
En un entorno universitario marcado por pantallas, audífonos y pasillos que están en línea, pero no necesariamente conectados, el padre Miserendino decidió llevar la presencia de la Iglesia al lugar donde los estudiantes ya se encuentran: cafeterías, espacios sociales, incluso en los márgenes del bar universitario.
Hace aproximadamente un año empezó a instalar su “oficina portátil” en una mesa al aire libre, junto al café del campus, con un letrero que decía: “Hola, ¡soy un sacerdote católico! ¡Siéntete libre de plantearme alguna pregunta, saludar o conversar, si quieres!”.
La iniciativa surgió cuando observó que el edificio oficial del ministerio, con capilla, sala de estudiantes y recursos, no bastaba para captar la atención del alumnado. “Hacemos muchas cosas en el campus… pero es increíble cómo en la era del teléfono… los estudiantes pasan al lado de ti y ni siquiera se enteran de que estoy ahí”. Así, optó por “pescar” donde los jóvenes ya estaban, no únicamente esperar a que vinieran. Y esto significa cambiar el barco de lugar: estar en cafetería, en el patio, conversando casualmente, invitando sin programa rígido.
El resultado, relata el padre Miserendino, ha sido más esperanzador de lo que inicialmente presumía. Aunque se le advirtió que un campus secular podría reaccionar con hostilidad, él cuenta: “Al llegar, me hicieron pensar que… sería una lucha constante las 24 horas del día.” Pero la realidad fue otra: los estudiantes se acercan, hacen preguntas, conversan, y el ambiente hostil parece no existir realmente. “Yo pensaba: ‘¡Guau, esto realmente está funcionando! La gente se acerca y me hace preguntas’”.
Los temas de conversación son muy variados: “A veces son un poco más teológicos. A veces son más emocionales, ya sabes, cosas que la gente está intentando superar… A veces la gente simplemente se siente sola y solo quiere hablar.” Estas interacciones se han traducido en efectos más concretos: mayor asistencia a la Misa dominical, más jóvenes que inician un camino de catequesis para acercarse a la Iglesia católica, más confianza para compartir experiencias personales. Por ejemplo, una conversación que se prolongó “Dos horas y media: sobre Dios, el género y todo lo demás en medio de eso.”
Desde la perspectiva del padre Miserendino, este ministerio “en la mesa del café” no requiere carisma especial: “No es un carisma especial que me hayan dado… Simplemente tenemos que llevar la fe a donde está la gente. Tú también puedes hacerlo.” Su esperanza es que otros sacerdotes y laicos adopten esta mentalidad de “ir hacia” en lugar de esperar que los jóvenes lleguen.
Este modelo presenta varias lecciones relevantes para la evangelización universitaria: priorizar la presencia informal, aceptar que las conversiones no siempre son instantáneas (más bien comienzos de conversación) y reconocer que muchos jóvenes están “hambrientos de comunidad”. Según él: “Una de las cosas que nuestra cultura anhela ahora es la comunidad.” Su testimonio invita a repensar cómo la Iglesia puede acercarse al ambiente universitario contemporáneo, con paciencia, cercanía y creatividad.
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The post Llevar la fe a donde están los estudiantes: el caso (de éxito) del padre Richard en la University of Mary Washington appeared first on ZENIT – Espanol.


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