(ZENIT Noticias / Londres, 07.11.2025).- Una investigación de Global Witness publicada el pasado 10 de octubre de 2025 reveló una preocupante disparidad en el trato que da TikTok a contenidos de estilo cristiano: éste es sistemáticamente bloqueado, si se compara con contenidos sexualmente explícitos y de fácil acceso para los menores.

Global Witness reside en Inglaterra y busca eliminar conflictos, corrupción y abusos contra los derechos humanos desde la óptica de una visión natural sobre los recursos. Propone que los recursos naturales se gestionen en forma transparente y sostenible para beneficio de todos los ciudadanos, según manifiesta su página web. Global Witness hizo una investigación en TikTok y encontró un proceso inquietante.

TruPlay es una empresa que propone juegos bíblicos para niños y los anunció en TikTok durante diciembre de 2023. Pretendió que las familias dispusieran de entretenimiento saludable para sus hijos. Global Witness comparó el trato dado por la dirección de TikTok a las propuestas de TruPlay y a otras con material pornográfico bajo el modo restringido para menores.

El sistema de TikTok actuó con doble rasero: el contenido de estilo cristiano fue bloqueado sistemáticamente y el contenido sexualmente explícito fue de fácil acceso para los menores.

Para la investigación, la organización británica creó siete cuentas de TikTok registradas como pertenecientes a niños de trece años, activando el modo restringido, que debería excluir el contenido sexualmente sugerente. En todos los casos, el algoritmo solo necesitó unos pocos clics para sugerir el material pornográfico a los usuarios, a pesar de la ausencia de historial de búsqueda.

Respecto a TruPlay, Global Witness observó que sus anuncios eran rechazados repetidamente por el criterio de «promoción de contenido religioso sensible».

En marzo de 2025, TikTok suspendió por completo la cuenta comercial, la cual se restableció después de una apelación formal. El CEO de TruPlay, Brent Dusing, informó que sus anuncios recibieron muy pocas visitas en comparación con los competidores que patrocinan contenido violento en una distribución muy amplia. ¿Por qué hay diferencia en el manejo de las plataformas digitales a diversos contenidos? ¿Cuál patrón sistemático marca qué es «aceptable» o qué es «problemático» un contenido?

TikTok señala juegos educativos a niños entre 5 y 12 años como «sensibles» por contener historias bíblicas, mientras que su algoritmo promueve activamente material pornográfico a usuarios que son menores de edad. ¿Puede considerarse solo un fallo técnico? Parece que hay una elección de prioridades de las líneas marcadas por quienes definen cuál contenido se acepta o se rechaza.

Las familias católicas enfrentan un desafío. Dado que las plataformas digitales están presentes en la vida cotidiana y son muy usadas para los jóvenes, el uso de criterios opacos o con trazas de discriminación hacia unos valores y la exaltación de vicios obliga a los padres a navegar en un océano digital hostil a sus valores.

Si TikTok permite anuncios de juegos violentos, ¿por qué bloquea un contenido educativo? Hay falta de transparencia en sus decisiones y falta de equidad en el trato a unas propuestas y el apoyo a otras. Si el algoritmo puede identificar la pornografía con la suficiente facilidad para eludir sus restricciones con códigos como «maíz» en lugar de «pornografía», ¿por qué no puede evitar que se propague a menores?

Cualquier familia cristiana puede boicotear TikTok porque no puede eludir el problema. Los padres de familia necesitan mayor consciencia y presión cívica y social para que las plataformas digitales operen con transparencia y coherencia.

Y mucho ayudará pedir estándares claros sobre la definición de «contenido sensible» a quien identifica con criterios discriminatorios. Y porque la protección de los menores ante el contenido sexualmente explícito parece menos prioritario que la censura al contenido religioso.

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