(ZENIT Noticias / Roma, 14.07.2025).- El pasado 8 de mayo, durante su elección en el cónclave, el recién elegido papa León XIV, hasta entonces cardenal Robert Prevost, exhibió por primera vez una cruz pectoral de gran valor simbólico. Esa cruz, donada por el Circolo San Pietro y rediseñada por el orfebre Antonino Cottone, alberga fragmentos óseos de cuatro obispos y una reliquia especial de su homónimo San León Magno.

La historia de esta cruz comienza antes del cónclave, cuando el entonces cardenal Robert Prevost, agustino y prefecto del Dicasterio para los Obispos, recibió una cruz pectoral especial como obsequio de sus hermanos de comunidad el día de su creación cardenal, el 30 de septiembre de 2023.

En su interior se colocaron cinco reliquias: San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia y padre espiritual de la Orden; Santa Mónica, su madre, que representa la conversión, tenacidad y vínculo espiritual madre-hijo; Santo Tomás de Villanueva, arzobispo valenciano del siglo XV‑XVI, reformador religioso y protector de los pobres y misiones; el Beato Anselmo Polanco, obispo mártir de Teruel durante la Guerra Civil Española (1936–39); y el Venerable Giuseppe Bartolomeo Menochio, obispo y sacristán de la Sacristía Apostólica (muerto en 1823).

El padre Josef Sciberras, postulador general agustino, recuerda que el entonces cardenal Prevost se emocionó al recibir esta cruz en una celebración en el Colegio de Santa Mónica. La víspera del cónclave, y este le sugirió llevarla para sentirse protegido por los santos que porta en el crucifijo, y lo hizo: la llevó al juramento y al balcón de la Basílica Vaticana el día de su elección.

Tras la elección de Prevost como sucesor de San Pedro, el 8 de mayo, se le propuso agregar el “relicario” que ya tenía, a la cruz pectoral Pontificia de Plata que le obsequiaron el día de su elección el Circolo de San Pietro, además de poner en ella una reliquia más a partir del nombre que eligió como sumo Pontífice.

El artífice de esta obra de arte sacra fue el Antonio Cottone, quien tardó apenas dos horas en crear el pequeño “relicario”. Usó técnicas medievales: filigranas de papel dorado sobre tela moiré y pequeños motivos florales para contener los fragmentos santos

Se insertó entonces una reliquia de San León Magno, el 44.º sucesor de Pedro (siglos IV–V), famoso por su defensa de la unidad de la Iglesia, su lucha contra las herejías y la afirmación del primado romano. Su presencia en la cruz simboliza la guía y protección apostólica sobre el pontificado recién comenzado. El padre Silvestrini, custodio del Sacrario Apostólico, fue quien coordinó la incorporación de las reliquias con el reliquiario Cottone.

El 15 de mayo, el Vaticano publicó la primera fotografía oficial de León XIV. Aparece con la cruz relicario colgada del pecho, luciendo su nombre—“Leone PP. XIV”— y un escudo con símbolos agustinianos: un lirio, un corazón ardiente con flecha y un libro, sumados a las llaves de San Pedro; en esa imagen está implícito su compromiso con la justicia social —motivo de su elección del nombre— y su identidad profundamente influenciada por la espiritualidad agustiniana.

Este detalle de insertar reliquias en una cruz pectoral no es un simple detalle ornamental, sino que se puede entrever un gesto cargado de simbolismo que comunica la misión del pontificado: renovar la Iglesia en la línea de los santos pastores, defender a los pobres, promover la fe intelectual, honrar el legado de unidad en la Iglesia y permanecer fiel al Evangelio, incluso ante la adversidad.

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