(ZENIT Noticias / Washington, 12.08.2025).- Estados Unidos experimentó un preocupante aumento de hostilidades contra iglesias cristianas en 2024, con incidentes que abarcaron desde vandalismo hasta incendios provocados, tiroteos y amenazas de bomba. Según un informe publicado el 11 de agosto por el Consejo de Investigación Familiar (FRC), 383 congregaciones sufrieron 415 ataques distintos durante el año, cifras que podrían sorprender a quienes consideran a Estados Unidos un bastión seguro de la libertad religiosa.
Si bien las cifras representan una ligera disminución con respecto al récord de 485 incidentes de 2023, se mantienen muy por encima de los niveles registrados hace tan solo unos años. En 2021, solo 98 iglesias fueron atacadas. Para 2022, esa cifra se duplicó y, desde entonces, el ritmo de ataques se ha mantenido históricamente alto.
El informe, basado en documentos de acceso público, cobertura periodística y registros oficiales, detalla un espectro de delitos: 284 actos de vandalismo, 55 casos de incendios provocados, 28 tiroteos, 14 amenazas de bomba y docenas de otros disturbios, incluyendo agresiones físicas e interrupciones de servicios religiosos.
En algunos casos, la violencia resultó mortal. En Athens, Tennessee, una secretaria de una iglesia fue asesinada antes de que su iglesia fuera incendiada, derrumbándose el techo en el incendio. En el sur de Ohio, cuatro iglesias ardieron con pocos días de diferencia en agosto, lo que llevó a los investigadores a sospechar de un solo pirómano, aunque aún no se ha realizado ninguna detención.
Los daños financieros han sido igualmente preocupantes. Una congregación en Tulsa, Oklahoma, gastó $100,000 en la reparación de unidades de aire acondicionado destruidas deliberadamente, tan solo un año después de reemplazar otro sistema por $40,000 tras otro acto de vandalismo.
Los ataques ocurren con mayor frecuencia en estados grandes como California (40 incidentes), Pensilvania (29), Nueva York (25), Florida (25) y Texas (23). En cambio, varios estados menos poblados, como Hawái, Idaho, Montana, Nevada, Utah, Wisconsin y Wyoming, no reportaron ninguno.
Las motivaciones detrás de la hostilidad siguen siendo variadas y, en muchos casos, poco claras. Si bien una ola de vandalismo relacionado con el aborto siguió a la anulación del caso Roe v. Wade por parte de la Corte Suprema en 2022, estos incidentes han disminuido drásticamente: de 59 en 2022 a solo dos en 2024. Asimismo, las denuncias de símbolos o mensajes satánicos se redujeron de una docena en 2023 a solo una el año pasado. Los ataques anti-LGBTQ+ a iglesias también disminuyeron ligeramente, de 42 a 33 casos.
Aun así, el vicepresidente de FRC, Travis Weber, advierte que estos delitos, independientemente de su origen, indican un cambio cultural preocupante. En una entrevista con The Daily Signal, relacionó parte de la hostilidad con la retórica divisiva de organizaciones como el Southern Poverty Law Center (SPLC), que incluye al FRC en su «mapa de odio» junto a grupos extremistas como el Ku Klux Klan.
El SPLC lleva mucho tiempo acusando al FRC de difundir desinformación para oponerse a los derechos LGBTQ+, una acusación que el consejo rechaza. Weber argumenta que esta imagen pública fomenta un ambiente donde los lugares de culto se convierten en blancos de ataque. El SPLC, por su parte, niega ser anticristiano y recientemente ha añadido Focus on the Family a su mapa, citando su postura sobre el matrimonio igualitario.
Esto no es solo un debate teórico. En 2012, un atacante armado intentó un tiroteo masivo en la sede del FRC tras consultar el mapa de odio del SPLC, un hecho que el SPLC condenó en su momento, pero que el consejo sigue citando como ejemplo de los peligros de las etiquetas incendiarias.
A pesar de sus profundos desacuerdos con las congregaciones pro-LGBTQ+, el último informe de FRC condena explícitamente los ataques contra ellas, enfatizando que el desacuerdo teológico nunca justifica la violencia. «La solución», afirma Weber, «no es perturbar, vandalizar ni robar, sino decir la verdad sobre la dignidad humana tal como se revela en las Escrituras».
Como sugieren los datos, las iglesias estadounidenses —ya sean catedrales urbanas o capillas rurales— se enfrentan a un nivel de hostilidad que antes era impensable en una nación orgullosa de sus libertades religiosas. Las razones pueden variar, pero el efecto es el mismo: comunidades de fe conmocionadas, ante la pregunta de cómo proteger sus santuarios en un clima de creciente fricción cultural.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de
The post
Leave a Reply