(ZENIT Noticias / Barcelona, 18.08.2025).- Paula Vega y Daniel Mir no son unos desconocidos, se dedican a la Evangelización a través de las redes sociales y de talleres que imparten. Son un matrimonio que rompe los tabúes sobre la adopción, ante tantísima falta de información y tantos prejuicios que tienen aquellos que no han comprobado por experiencia propia.
Este matrimonio dedicado a la Evangelización comparte su vida de fe, el valor de la familia y la belleza de vivir el Evangelio en lo cotidiano.
Llevan adelante los retiros “Cosa de Tres”, un espacio de acompañamiento y renovación para prometidos especialmente, pero también para novios y matrimonios. Paula, estudiante de Teología, combina su formación académica con su vocación de comunicar la fe, mientras que juntos recorren un camino de adopción que llaman “embarazo de corazón”, convencidos de que la paternidad es siempre un don y una misión.
Pregunta: Paula, Daniel, habéis decidido adoptar. ¿Qué os llevó a dar este paso tan contracultural en una sociedad que muchas veces huye del sacrificio y la entrega?
Antes incluso de conocernos, cada uno había vivido experiencias profundas que sembraron en nuestro corazón la semilla de la adopción. Al formar nuestro proyecto familiar, siempre estuvo presente, aunque pensábamos dejarla para más adelante. En la oración pedíamos a Dios que nos guiara… y Él nos llevó por un camino de discernimiento donde descubrimos que queríamos ser padres y que la paternidad va mucho más allá de la sangre o los genes. Ser padre o madre es una entrega desinteresada y un regalo inmenso, incluso cuando complica la vida.
Pregunta: ¿Cómo ha cambiado vuestro matrimonio al abriros a esta forma concreta de paternidad? ¿Qué os ha enseñado sobre el amor de Dios?
Esta forma de paternidad nos ha ayudado a comprender más a fondo lo que significa abrirse a la vida y asumir la responsabilidad que implica. La fe nos ha enseñado que los hijos son siempre de Dios, nunca nuestros, y que Él nos llama a estar cerca de los más vulnerables. Amar sin condiciones, sin importar la sangre, la etnia o el color de la piel, es mirar con los ojos de Dios, y eso transforma la perspectiva de todo.
Pregunta: Vivís con ilusión y también con incertidumbre este proceso. ¿Cómo se vive la espera de un hijo que aún no conocéis, pero ya amáis profundamente?
Vivimos este tiempo como un “embarazo de corazón”, un poco más largo de lo común. Además, no sabemos si será niño o niña, bebé o más mayor, qué rasgos tendrá… y eso nos permite esperar sin poner etiquetas, amando sin límites. En este proceso también nos preparamos conscientemente para la llegada y, sobre todo, cuidamos y fortalecemos nuestro matrimonio, porque será el pilar de la familia que Dios nos confía.
Pregunta: En un mundo donde la familia está tan cuestionada, ¿qué significa para vosotros ser familia cristiana hoy?
Para nosotros, ser familia cristiana hoy es vivir como Iglesia doméstica y, a la vez, ser Iglesia en salida. Desde nuestro hogar queremos ser un lugar de evangelización cotidiana, que también esté al servicio de los otros, en la parroquia, en la diócesis, en el barrio, en las redes sociales… siempre intentando vivir los valores del Evangelio.
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Pregunta: Paula, tu testimonio ha tocado el corazón de miles de personas en redes. ¿Cómo crees que la maternidad –vivida incluso en la espera y la esperanza– puede ser también un acto de evangelización?
Una de nuestras publicaciones sobre adopción ha llegado a 11 millones de personas. Cuando nos dimos cuenta del alcance, solo nos salía hincar la rodilla y ponernos a rezar. La cantidad de mensajes que hemos recibido ha sido descomunal, muchos de ellos contándonos que se plantean la adopción tras conocer nuestra historia. Creemos que es Dios quien siembra esas semillas de amor incondicional, y que quizá este testimonio sea una puerta de encuentro con Él. En este año en que se nos invita a ser peregrinos de esperanza, descubrimos que compartir nuestro camino está dando esperanza a muchos y eso nos hace felices.
Pregunta: ¿Qué papel ha tenido la fe en este proceso? ¿Ha habido momentos de duda, de lucha, de rendirse… o de confirmar que este camino era el vuestro?
La fe ha sido el hilo conductor desde el inicio. Siempre hemos rezado: “Señor, si esto es lo que quieres de nosotros, condúcenos allí”. El verano de 2024, en un viaje a Estados Unidos, Dios nos habló a través de una persona concreta. Rezamos mucho y tomamos la decisión. Aunque hay días cuesta arriba, sabemos que sus tiempos son perfectos y que Él sabe más que nosotros. Además, sentimos una paz que no es de este mundo, porque sabemos que estamos haciendo lo que Él quería para nosotros.
Pregunta: Hace unos días se celebraba el Jubileo de los misioneros digitales. ¿Qué papel juegan las redes sociales en transmitir el valor de la familia, de la vida, de la entrega total?
Para nosotros, ser misioneros digitales es habitar las redes con autenticidad: mostrar lo que somos, incluso con nuestras imperfecciones, pero siempre desde la esperanza. Compartimos los procesos tal y como son, porque creemos que hoy más que nunca la gente necesita realismo con testimonio.
Pregunta: ¿Qué mensaje daríais a tantos matrimonios jóvenes que tienen miedo a ser padres, ya sea por vía natural o por la adopción?
A los matrimonios jóvenes les diríamos: no tengáis miedo. La paternidad implica renuncia, pero también el descubrimiento de un amor inmenso. Preguntaros de verdad: ¿Por qué quiero ser padre o madre? ¿Qué significa abrirse a la vida? Hay muchas formas de hacerlo: biológica, adopción, acogida… y todas son valiosas. Dios nunca se deja ganar en generosidad.
Pregunta: Muchos ven la adopción como un “plan B”. Vosotros habláis de ella como una vocación. ¿Por qué? ¿Cómo habéis descubierto ese llamado concreto?
La adopción para nosotros no es un plan B, es el plan que Dios pensó para nuestra familia. Pero para descubrir esta vocación, alguien tiene que hablarte de ella. En la Iglesia se menciona poco y creemos que es necesario presentarla y normalizarla como un camino real, para que más familias puedan rezarlo y abrirse a esta llamada.
Pregunta: Y por último: ¿Qué le diríais a ese hijo o hija que aún no conocéis, pero que ya os espera –o a quien vosotros esperáis– en la providencia de Dios?
Que te queremos y te querremos siempre incondicionalmente, pase lo que pase. Y que estamos deseando abrazarte y comenzar nuestra vida juntos.
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The post “La adopción no es un plan B, es una vocación real”: los jóvenes influencers que apuestan por la adopción appeared first on ZENIT – Espanol.
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