(ZENIT Noticias / Nueva York, 18.12.2025).- La disputa que puso fin a la carrera de un auxiliar de vuelo de United Airlines no comenzó en un tribunal ni en redes sociales, sino en una conversación tranquila y nocturna entre colegas a plena altitud. Sin embargo, el acuerdo legal alcanzado entre United Airlines, su sindicato de auxiliares de vuelo y Rubén Sánchez se ha convertido en un caso de estudio revelador sobre la delicada relación entre la cultura corporativa, las convicciones religiosas y la libertad de expresión en el entorno laboral moderno.

Sánchez, auxiliar de vuelo con sede en Anchorage, Alaska, llevaba casi tres décadas en la aerolínea. Según documentos judiciales, el incidente que finalmente condujo a su despido ocurrió durante un vuelo nocturno en 2023, mientras hablaba en privado con un compañero de tripulación. Su conversación, inicialmente centrada en las condiciones laborales y la vida cotidiana, derivó naturalmente hacia la fe. Ambos eran católicos, y con las actividades del Mes del Orgullo de United programadas para comenzar al día siguiente, la conversación giró hacia la doctrina católica sobre el matrimonio, la sexualidad y la identidad de género.

Ese intercambio, sostiene Sánchez, fue tranquilo, no conflictivo. Sin embargo, posteriormente se informó a la aerolínea, lo que dio lugar a una investigación interna que se extendió mucho más allá del vuelo. United revisó la actividad de Sánchez en X, examinando más de 140.000 publicaciones a lo largo de más de una década. De ellas, la aerolínea supuestamente marcó 35 por no cumplir con los estándares internos de profesionalismo o dignidad. Sánchez sostuvo que nunca antes había sido advertido sobre su conducta en línea y que no se identificó ninguna violación clara de la política de la compañía.

En el centro de la disputa se encuentra una tensión conocida pero no resuelta. La doctrina católica distingue entre la orientación homosexual y la actividad sexual, insistiendo en el respeto, la compasión y el rechazo a la discriminación injusta, al tiempo que mantiene una comprensión teológica del matrimonio como la unión exclusiva e indisoluble entre un hombre y una mujer. Sánchez, quien ha declarado públicamente que se identifica como homosexual, también ha declarado adherirse a esta doctrina. Su demanda argumentó que expresar tales opiniones, incluso en privado, se convertía en causal de despido.

Tras su despido, Sánchez presentó una demanda por despido injustificado no solo contra United Airlines, sino también contra la Asociación de Auxiliares de Vuelo, acusando al sindicato de negarse a representarlo. El caso podría haber permanecido como una disputa laboral relativamente oscura de no haber contado con el apoyo de X Corp., la empresa de redes sociales anteriormente conocida como Twitter. X brindó asistencia legal y participó en la negociación de un acuerdo, cuyos términos se mantienen en gran medida confidenciales. Lo que se sabe es que el caso no puede volver a presentarse y que cada parte cubrirá sus propios costos legales.

En un comunicado público, el equipo de Asuntos Gubernamentales Globales de X presentó su participación como una cuestión de principios y no de partidismo, reafirmando el compromiso declarado de la compañía con la protección de la libertad de expresión en su plataforma. United Airlines, por su parte, no ha emitido comentarios públicos detallados sobre el acuerdo ni ha reconocido haber cometido alguna irregularidad.

El caso Sánchez no es un caso aislado. United se encuentra actualmente involucrada en un litigio separado interpuesto por dos exempleadas, Lacey Smith y Marli Brown, quienes alegan haber sido despedidas por criticar el apoyo de la aerolínea a la propuesta Ley de Igualdad por motivos religiosos. Esta legislación, que no se ha promulgado, añadiría la orientación sexual y la identidad de género como categorías protegidas por la ley federal de derechos civiles. La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos se ha opuesto a la medida, argumentando que podría erosionar la libertad religiosa y obligar a las instituciones religiosas a actuar en contra de sus convicciones morales. Un tribunal federal de distrito falló a favor de United en el caso Smith y Brown, que ahora está siendo revisado por un tribunal federal de apelaciones.

Los críticos de United argumentan que estos casos apuntan a un patrón más amplio en el que las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión dejan poco espacio para los puntos de vista religiosos tradicionales, en particular en cuestiones morales controvertidas.

Lo que le da al caso Sánchez una resonancia particular es su cotidianidad. No hubo micrófonos, ni podio, ni provocación pública deliberada. En cambio, una conversación privada, filtrada posteriormente mediante procesos de revisión corporativa y escrutinio en línea, se convirtió en una prueba de cuánta diversidad ideológica está dispuesta a tolerar una importante empresa. El acuerdo resuelve el conflicto legal, pero deja sin respuesta las preguntas subyacentes.

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