(ZENIT Noticias / Roma, 16.11.2025).- A las 3 de la madrugada en Roma, cuando la mayor parte de la ciudad duerme bajo el zumbido de las farolas y las campanas lejanas, un usuario llamado «Robert» acumulaba puntos de experiencia en Duolingo. En cuarenta y ocho horas, había conseguido 30.000 XP, una cifra tan impresionante que llenó de actividad los hilos de Reddit e intrigó a los medios católicos. Entonces llegó la revelación: el nombre de usuario, @DrPrevost, coincidía con el nombre del hombre que ahora ocupa la Cátedra de Pedro: el Papa León XIV.

The Catholic Herald fue de los primeros en notar la conexión, señalando que la actividad inicial de la cuenta mostraba clases de alemán y, posteriormente, de italiano. El momento también parecía oportuno: tras más de un año de inactividad, la cuenta había cobrado vida de repente, y sus sesiones nocturnas coincidían con las horas de un pontífice notoriamente insomne.

Para un Papa que ha sorprendido al mundo con gestos de humildad y destellos de humor, la imagen de él deslizándose por las pantallas de Duolingo, perseguido por el implacable búho verde de la aplicación, resulta extrañamente apropiada.

Pero la ambición lingüística no carece de propósito. El excardenal Robert Prevost, quien pasó décadas en Perú como misionero agustino y posteriormente se desempeñó como prefecto del Dicasterio para los Obispos, es conocido por su dominio casi enciclopédico de los idiomas. Domina el inglés, el español, el portugués, el francés y el italiano, y desde hace tiempo entiende el alemán, aunque los observadores del Vaticano afirman que rara vez lo habla. Ahora, aparentemente, está cambiando eso.

El saludo público del Papa a los peregrinos alemanes durante la Misa de clausura del Jubileo de la Juventud este verano, pronunciado con un limpio y seguro «¡Guten Morgen!», podría tener algo que ver con los ejercicios de Duolingo. Casi podríamos imaginar la notificación apareciendo en su teléfono horas antes: «¡Ha mantenido su racha de 30 días! ¡Siga adelante, Su Santidad!».

Lo que parece una curiosidad trivial tiene una resonancia más profunda en el panorama eclesial actual. El renovado esfuerzo de León XIV por aprender alemán llega en un momento en que las relaciones entre Roma y Alemania siguen siendo delicadas. La «Vía Sinodal», el ambicioso y controvertido proceso de reforma alemán, ha generado tanto tensión teológica como distancia lingüística entre los funcionarios del Vaticano y los obispos alemanes. Dominar el idioma, sugieren algunos observadores, podría ser la forma en que el Papa supere esa brecha personal y simbólicamente.

El aprendizaje de idiomas, después de todo, ha sido durante mucho tiempo un sello distintivo de la empatía misionera. El Papa, que habla seis lenguas, sabe que cada palabra implica más que gramática; implica un mundo. «Aprender un idioma», dijo una vez como obispo, «es aprender cómo espera otra persona».

Nadie sabe si el Papa está aprendiendo a fondo «Caso Genitivo» o «Conversación Cortés». Lo que está claro es que las huellas digitales de @DrPrevost han deleitado a muchos en línea: una mezcla inesperada de santidad y cultura de los memes. «Imagina perder tu racha de Duolingo y decepcionar al Papa», bromeó un usuario de Reddit.

Quizás la historia diga menos de tecnología y más de continuidad: un pastor dispuesto a seguir aprendiendo, incluso de un búho de dibujos animados. En una época de división, la imagen del Papa estudiando verbos alemanes en la tranquilidad del amanecer se siente como una pequeña pero luminosa metáfora: que la comunicación, no la condena, sigue siendo su idioma predilecto.

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